Consulta para empezar ciclo, ¡nos arriesgamos!

Quienes me leéis desde el principio sabéis de mi gusto por los libros de Albert Espinosa. Lo que me fastidia es que en algunas librerías los tengan en la sección de autoayuda. De siempre he odiado esa sección, ese nombre. Típicos libros para dejar de fumar, adelgazar, hablar en público… pero, ¿cuál se supone que es el problema concreto al que debe ayudar un libro de Albert?

Pues con esa frase comienza su último libro, «El mundo azul. Ama tu caos». Y preguntaréis: ¿Y qué tiene que ver este rollo en un blog de infertilidad? Cuando se supone que esta entrada iba dedicada a contar lo que sucedió en nuestra última consulta, el protocolo elegido y demás…. Pues sencillo: Vamos a arriesgarnos con el tercer ciclo. Y no, no penséis que la decisión que hemos tomado ha sido basada únicamente en esta cita, estaríamos muy locos, pero sí ha contribuido a elegir. Nos ha llevado mucho tiempo. Hemos hablado mucho, cambiado de opinión mil veces, consultado varias opiniones de profesionales… La verdad que ha sido muy difícil. Y creo y espero que sea la definitiva.

Hace mes y medio aproximadamente teníamos decidido que iríamos por el camino de la ovodonación. Queríamos tener el máximo de posibilidades. Habían pasado sólo dos ciclos y estábamos cansados de probar, a lo que se unían los malos resultados. En nuestra clínica habitual nos recomendaron, tanto doctora como embriólogos, que intentáramos un tercer ciclo con gametos propios; sin embargo, en otra clínica donde pedímos una segunda opinión, nos dijeron que con los resultados que habíamos obtenido y, habiendo probado dos protocolos diferentes, un tercero acabaría de forma muy similar. Ahora la pelota estaba en nuestro tejado.

Como sabéis, los resultados hasta el momento fueron, un embrión transferible en el primer ciclo con FIV convencional (protocolo corto) y dos, con PICSI, en el segundo (protocolo largo). Luego vinieron los problemas con las transferencias – mejor no recordar. Después de estos dos ciclos a Parienta se le practicó una histeroscopia y, aprovenchando la misma y siguiendo indicaciones de doctora, se procedió a la dilatación del cuello del útero, para de esa forma facilitar las futuras transferencias. ¿Y si alguno de esos tres embriones, en circunstancias normales de transferencia, hubiera conseguido seguir adelante? No lo sabemos, nunca lo sabremos.

Por este motivo no queremos quedarnos con más dudas. Por eso vamos a arriesgarnos. Quizás el resultado sea el mismo que hasta el momento, como nos dijeron en la segunda clínica, pero al menos no tendremos esa duda de qué habría pasado.

Y después de esta parrafada, a lo que iba, la cita del pasado lunes:

Nuestra idea es que todo el ciclo se desarrolle en el mes de septiembre (y formar parte del #comandoseptiembre), aún así pedimos la primera cita en el mes de agosto, sólo porque sabíamos que nuestra doctora «habitual» estaba de vacaciones. Queríamos otra opinión más sobre el proceso a elegir y qué tal pintaba todo para ella.

Nos atendió una doctora que nada más vernos nos reconoció de algún control en uno de los ciclos anteriores. Estuvo mirando nuestro historial y los comentarios que había dejado anotados nuestra doctora. Cuando se empapó un poquito nuestro caso comenzó a ver los resultados de pruebas que, desde el último ciclo, nos habíamos hecho. Todo dentro de la normalidad.

Leyendo esos comentarios que nuestra doctora había dejado se sorprendió de que su compañera indicara que para este ciclo probaríamos hacer una «capacitación ovocitaria«. Nosotros habíamos escuchado hablar de la capacitación espermática, pero de ovocitaria, nada de nada y poco encontramos al respecto en internet en el trayecto y al llegar a casa. La doctora nos comentó que no éramos el perfil de pareja más adecuado para esa técnica, puesto que suelen utilizarla en caso de ovocitos de buena calidad y muestra espermática de mala calidad. Pues si a ella le sorprendió imaginad cuando nos lo cuenta a nosotros. No habíamos escuchado de su boca lo de capacitación ovocitaria, ¿se confundiría de historia a la hora de escribir? No lo sabemos.

Sin embargo, la doctora, nos comentó que en nuestro caso, por la baja cantidad y calidad de embriones que habíamos obtenido en ciclos anteriores, aconsejaba el uso del «Embryoscope» y, para mejorar aún más los resultados, que los espermatozoides fueran seleccionados mediante IMSI. Ambas técnicas no están cubiertas por nuestro seguro y, según presupuesto que nos dieron en la cita, nos saldrían por unos 700 euros.

Respecto al protocolo, repetiremos el largo, que aún con poca diferencia fue el que mejor resultado nos dio. También nos dijo que quizás cambiara algún medicamento (en el anterior ciclo largo utilizamos Procrin – inhibición, Menopur y Puregon – estimulación, y Ovitrelle – ovulación), pero no llegó a concretar nada aún.

Y ahí quedó todo. Ahora estamos en plena etapa burocrática, entre informes y autorizaciones. En la segunda quincena de agosto (aún por concretar fecha exacta) volveremos a consulta, para eco, recetas y «cartilla Micho» y, de esa forma, darlo todo en septiembre (el mes de los positivos como dice la #infertilpandy).

¿Qué pensáis de nuestra elección? ¿Os parece correcta? ¿Sensata? Y de «capacitación ovocitaria», ¿lo habíais escuchado?

Seguiré informando conforme se presenten novedades. ¡Nos leemos!